Les cuento que hacer en Timor Oriental, por si al igual que yo están pensando en visitarlo por la simple curiosidad de conocer este nuevo país y saber cómo es y cómo vive su gente.
Desde antes de salir de viaje sabía que existía la chance de visitar Timor. Tenía muchas ganas de pasar por allá y ver que había, cómo era y conocer un poco más sobre la historia de este país con pasado portugués y protagonista de uno de los genocidios más sangrientos de la región. Si bien llegué sabiendo algo al respecto, luego me di cuenta que su historia era mucho más compleja de lo pensado. Si te interesa saber más sobre uno de los países más nuevos del mundo, no te pierdas el post Timor, el ave fenix.
Apenas si sabía cómo tramitar la visa y cómo llegar hasta allá, y poco más que había para hacer una vez arribado, salvo algunas ideas al respecto. Varios me preguntaban “¿y ahí qué se puede hacer?” cuando les conté sobre mi próximo destino. Por esto y para ver si también los tiento a que visiten Timor, les voy a contar todo lo que pueden hacer en Dili, capital y paso obligado para todos los viajeros, y en sus alrededores.
Estatua del Cristo Rey
La mayoría conocerá el famoso Cristo Redentor de Río de Janeiro. Bueno, en Timor hay uno parecido, aunque no tan famoso ni tan grande como el otro. A unos pocos kilómetros del centro de la ciudad, sobre la punta de la península de Futacama y con vista a toda la ciudad de Dili, se encuentra esta estatua de Jesús parado sobre un globo terráqueo. Mide 27 metros de altura, y para acceder a ella van a tener que subir unos 500 escalones. Si pensaron como yo que fue un legado portugués, lamento informarles que no. Ésta fue un regalo del presidente indonesio en el año 1996. ¿Una muestra de arrepentimiento o solidaridad? No lo creo, un par de años después el pueblo timorense seria masacrado nuevamente por las tropas del país vecino. Se ve que querían darles algo lindo por lo que se venía después…
Si llegaron hasta arriba y el calor los está aplastando, miren hacia ambos lados de la estatua y empiecen a imaginarse dentro del mar. Donde comienzan las escaleras para hacer el ascenso hay una especie de plaza, y justo cruzando la calle la playa Cristo Rey. Chiquita, tranquila y con agua bien transparente, justo lo que necesitan para refrescarse.
Si miran para el lado opuesto a Dili, podrán ver que hay otra playa, totalmente desértica, muy linda y más grande que la anterior. A esta se accede por las mismas escaleras que a la estatua. A mitad de camino van a ver una bifurcación que los va a llevar directo a la solitaria arena blanca.
Monumento a la masacre de Santa Cruz
Si leyeron el post sobre la historia del país saben de lo que estoy hablando. Si no fue así, primero les recomiendo que lo hagan, y segundo, les cuento en pocas palabras que este monumento conmemora la marcha pacífica de estudiantes timorense que terminó en un acribillamiento por parte de ejército indonesio. La misma fue grabada por un periodista británico, hoy héroe del país, y una imagen de esa filmación fue transformada en monumento para recordar lo sucedido.
Este se encuentra sobre la costanera, muy cerca de la zona donde se ubican todas las embajadas. También se puede visitar el cementerio de Santa Cruz donde ocurrió el hecho. Yo solo pasé a verlo pero no lo recorrí por dentro. Si los cementerios no los asustan pueden darse una vuelta.
Museo de la Resistencia
Qué mejor lugar para conocer la historia del país que un museo dedicado a ello. Textos, imágenes y videos hacen que salgas de ahí habiendo aprendido todo lo que vivió el pueblo durante tantos años. No digo sintiéndolo porque es difícil siquiera imaginar algo tan terrible. La entrada cuesta 1 USD, que más bien termina siendo una contribución. No se pueden utilizar cámaras, por eso es que solo se los muestro por fuera, así también de paso tienen que ir a verlo ustedes mismos. Súper recomendable. El museo está bien en el centro de la ciudad, muy cerca del Palacio de Gobierno.
Caminar por la costanera
Suele ser algo muy común en todos los destinos que bordean el mar, y en Timor no es una excepción. Toda la costanera está bastante bien cuidada y armada para que la gente disfrute el lugar, pasee con su familia, salga a correr o simplemente a caminar como hice yo casi todos los días de mi estadía. Zonas con WiFi, bancos para disfrutar de la vista y del atardecer, bares para tomarse un café o una cerveza con vista al mar, y hasta un mercado de frutas y verduras donde se puede comprar a buen precio. No falta la cancha de futbol donde los más jóvenes muestran sus habilidades y algún que otro puestito vendiendo comida. Sin lugar a duda merece un lugar en la lista
Isla Atauro
Esta era una de las atracciones que conocía antes de arribar al país. La isla de Atauro se encuentra enfrente de Dili, a unos 25 kilómetros aproximadamente, y puede ser fácilmente vista desde la ciudad. Posee unas playas muy lindas según gente que ha ido, ya que yo no lo hice.
Si bien existe un ferry público que va a la isla, solo lo hace los días sábados, saliendo a las 9hs y volviendo a las 16hs. Es decir, o vas solo por el día (el viaje toma 2hs de ida y 2hs de vuelta), o si querés pasar unos días lo haces una semana para poder ir y volver con la opción barato (10 USD por tramo). La otra opción disponible es utilizar el bote-taxi que cobra 45 USD o hablar con algún pescador en la isla que te cruce pagándole algo así como 10-15 USD. A esto hay que sumarle el hospedaje si vas por unos días. Solo hay 2 opciones de alojamiento en la isla, y ninguno tiene la opción mochilera.
Isla Jaco
No tenía conocimiento de su existencia hasta que los locales me contaron al respecto, y todos los que habían ido hablaban maravillas de sus playas y el snorkle ahí. Luego de ver unas fotos me convencí y decidí ver que tal. Averigüé con mi couchsurfer cómo llegar, armé la mochila y partí.
Esta isla se encuentra frente a la costa este de Timor, a unas 8hs en auto de Dili. Si bien existen buses públicos para ir, como el país aún no está lo suficientemente desarrollado ni para el turismo ni para los locales, los caminos y las opciones no son las mejores.
Bien temprano me fui hasta la estación de buses para tomar uno hasta Lospalos, lugar donde se hace el transbordo hasta Tutuala, para ahí caminar los últimos 8 km hasta los hoteles que se encuentran sobre la playa. Dicho así suena fácil, pero resulto ser todo lo contrario. Habiendo encontrado el bus correspondiente, arreglé el precio en 8 USD y me senté en él mientras hablaba con un chico local que sabía algo de inglés. Charla va, charla viene y seguía ahí parado esperando a que partiera el bus.
Finalmente arrancó, pero veo que se dirige hacia Dili, lado opuesto a nuestro destino. Lo que más temía estaba pasando, el bus se puso a recorrer la ciudad en busca de más pasajeros para llenarlo. Luego de dar algunas vueltas encaro hacia la dirección correcta y pensé que todo se normalizaría, pero no fue así… el bus volvió a la terminal, apagó el motor y volvió a esperar a más gente. Ahí fue cuando decidí dar por terminado el viaje, después de casi cuatro calurosas horas seguía en el mismo lugar (y bastante sudado). Así que agarré mi mochila y volví por donde llegué.
Si alguno logra hacer que el bus arranque, les cuento que en los hoteles sobre la playa se puede acampar, y a la mañana temprano podes arreglar con algún pesquero que te cruce a la isla, ya que se encuentra muy cerca de la costa. En Jaco no se puede acampar ni hay alojamiento, solo se puede pasar el día y luego regresar. Si quieren volver a ir tendrán que dormir nuevamente en los hoteles y volverse a cruzar a Jaco bien tempranito. ¡No se olviden de mandarme la foto si lograron llegar!
No se queden solo con lo que les cuento, salgan y recorran las calles de la ciudad. Caminando por ahí me encontré con un pequeño monumento en memoria de los policías fallecidos en los últimos disturbios sucedidos en 2006 (sobre la calle Jacinto Candido cerca de la Universidad). Sobre la misma calle pero dos cuadras más adelante me choqué con la Catedral de Dili, que lamentablemente fue reconstruida por lo que no pude verla en su estado original.
De esta manera no solo encontrás lugares, sino gente. Caminando cerca del puerto un local se me acercó a hablar y me preguntó que hacía en Timor, si estaba por trabajo, aunque casi que lo asumía por su mala forma de decirlo. Al responderle que era viajero y que solo estaba ahí porque quería conocer el país, le arranqué un sonrisa y me dio la mano con muchas ganas, agradeciéndome por viajar a su país que tanto había sufrido años atrás.
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